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martes, 16 de diciembre de 2008

Crónica de un lunes de diciembre al mediodía en un fast-food

Hola, ¿cómo están? Hoy, escribo un posteo distinto a lo acostumbro a escribir.

Crónica de un lunes de diciembre al mediodía en un fast-food
Terminé de almorzar. Abro mi mochila, saco un cuaderno y una lapicera de mi cartuchera. Cierro la cartuchera y la dejo en la mochila, luego cierro esta última. Abro el cuaderno y destapo la lapicera. Empiezo a escribir.
Son alrededor de las 12.15 hs. (PM), la temperatura debe rondar los 28º C afuera, aquí dentro con el aire acondicionado debe llegar a los 19º C. La gente va y viene, entra y sale.
Yo comí una hamburguesa y unas papas fritas. En frente de mi se encuentra el vaso de gaseosa que no logro terminar de beber, y se me cruza por la cabeza ¿por qué no me pedí un vaso más chico? Mientras que sorbo a sorbo, escribo.
Tres mesas delante de mí hay una familia que sólo vinieron a tomar un vaso de gaseosa cada uno; dos mesas más adelante, un señor tomando un café con medialunas y detrás de mí alguien con el diario leyendo las noticias.
Mi vaso de gaseosa aun no lo termino. Delante de mí una mujer con dos niñas se sientan a disfrutar sus respectivos combos (hamburguesas, papas fritas y vaso de gaseosa). Y a mi costado, a la derecha, otra señora que trae su ensalada y se sienta para comenzar a degustarla.
La familia desecha los vasos y salen caminando por la puerta. A mí, me queda poca bebida en mi vaso. Doy otro sorbo, todavía queda para uno más. Creo que también me voy a tomar un helado.
Bebo el último trago, miro la hora y veo 12:27 hs. Lo decidí me voy a comprar un helado, pero no lo voy a tomar aquí sino que me iré caminando hasta la parada del colectivo y mientras tanto lo tomaré.
Abro mi mochila, cierro el cuaderno, tapo la lapicera y guardo la lapicera en mi cartuchera, y acomodo el cuaderno y la cartuchera en mi mochila. Cierro mi mochila.
La gente sigue entrando de a una ó dos personas, en este momento no seremos más que siete personas incluyéndome.
Me dirijo al mostrador y compro un helado. Me voy caminando por la puerta mientras que saboreo el helado. Camino, cruzo la calle y me quedo a esperar el colectivo que me dejará a tres cuadras de mi hogar.


Para Romina: sí, para vos quien dejó un comentario en un posteo anterior ("A clases otra vez, de regreso a la rutina…")... gracias, me alegra el hecho que te guste este blog y me lo hayas hecho saber. Si querés, dejame en otro comentario la dirección de tu flog y me doy una vuelta.

Hay una nueva encuesta, si quieren voten.
Saludos, hasta el próximo encuentro.

martes, 9 de diciembre de 2008

Ni bien ni mal

Llueve en este momento. Aunque no es una lluvia fuerte, sin embargo hay truenos y relámpagos. No es una simple llovizna. Así que posteo y apago la máquina antes que me la mate un rayo.

Lo prometido es deuda, lo habré dicho miles de veces… aquí dejo el poema que prometí la vez anterior.

NI BIEN NI MAL
Me pasa a veces que hay
Cosas que quiero decir
Pero no sé cómo decirlas.
Algunas no son tan importantes
Otras lo son demasiado.

Por momentos se me hace un
Nudo en la garganta
Y no puedo emitir palabra,
Por ratos se me llenan
Los ojos de lágrimas.

No quiero entender, no quiero saber
Por qué soy así
No estoy bien, no estoy mal
Es algo que pronto pasará.
Es algo que tiene que acabar.


Me pasa a veces que hay
Cosas que quiero probar
Pero no sé si probarlas.
Algunas son difíciles
Otras no lo son tanto.

Por momentos se me queda
La mente en blanco
Y me pierdo en la nada,
Por ratos lloro y me cuesta parar
Algo está mal y nadie me puede ayudar.

No quiero entender, no quiero saber
Por qué soy así
No estoy bien, no estoy mal
Es algo que pronto pasará.
Es algo que tiene que acabar.


Les puede haber gustado o no, sentirse identificado/as o no… pero para saberlo necesito que comenten aunque sea de forma anónima, o si son valientes dejen su nombre y e-mail.

Saludos, es todo desde acá… nos “vemos” pronto.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Experimento

Hola, ¿cómo están? Yo por mi parte, ni demasiado bien para estar bien ni demasiado mal para estar mal… lo peor de todo que estoy así desde hace un par de semanas.

Hay cosas no tan buenas que suceden ya sea en el trabajo, como en la facultad como en mi casa; que con el tiempo uno las va acumulando, trata de resistir: “lo consigue”, vuelven a suceder… se trata de resistir nuevamente: “y cuesta un poco más que antes”, hasta que por último "uno termina explotando". Creo que mejor no puedo explicarlo, no me sale decirlo de otro modo.

EXPERIMENTO
Lo que más me molesta de la gente es que hable sin saber ni conocer, y debe ser porque yo si desconozco de algo directamente no abro la boca.

Básicamente, no me gusta complicar las cosas cuando ya de por sí son complicadas. Puede ser que llegue al punto, tal vez, de callar tanto que cuando hablo no paro: “mis palabras son como el agua de una catarata: caen con la misma abundancia e intensidad”.

Algo que aprendí en este último tiempo, es que a cierto tipo de gente por más que vos le pongas buena onda y la trates bien, nunca vas a lograr lo mismo del otro lado. La única solución es tratarla como ellas nos tratan a nosotros, con el mismo tono, las mismas palabras, la misma onda. Esto es algo que cada día lo pruebo y funciona mejor.

Claro que esto es aplicable a aquellas personas con grave complejo de superioridad, no garantizo los mismos resultados para otro tipo de personas… dicho de una manera más publicitaria: “las técnicas aquí mencionadas pueden variar de acuerdo al tipo de gente a aplicar, los resultados pueden ser distintos a los comentados”.

Sepan entender el nivel de locura del autor de este blog. Sigan pasando, dejen sus comentarios…

El poema lo dejo para la próxima (es más, todavía no lo tengo...), seguimos en contacto…

Saludos