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viernes, 9 de diciembre de 2011

Distinto


Yo tengo muchas ganas de escribir por momentos. Hay vacíos en el papel en blanco que quiero llenar lo suficiente para leer algo con un mínimo de coherencia.

En otros tiempos, me dedico a dormir que es la actividad que mejor hago. Yo sueño y si vos pudieras estar en mis sueños sabrías a lo que me refiero... esas grandiosas y a veces odiosas creaciones del inconsciente, las cuales me dejan pensando todo el día en su significado (si es que en realidad lo tienen).

Y yo sigo buscando lo que todavía no he encontrado, no por saber lo que no quiero, simplemente por la maldita perfección que guía mi vida en concatenación a la utopía que le da la mano, eso claramente porque ninguna se quiere desprender de la otra... y yo, ser consciente, nada quiere hacer para cambiarlo.

Planifico, idealizo, me quedo inmóvil, reprimo... y no termino haciendo nada que también es una forma de hacer algo... pienso por instantes en dejarlo todo a la suerte, suerte en la que no creo ni su existencia; luego yo sigo el camino ya marcado, me aburro y sigo hasta el final, simplemente porque nunca me gustó regresar atrás.

Yo me encuentro, en el último tiempo, sumergido en constantes déjà vu de los que me sorprendo, ya que las situaciones no culminan como yo creo que terminarán. Asombrado un poco, atravesado por situaciones cada vez más cotidianas y una realidad desorbitante, me pregunto una y otra vez "¿estaré despierto o dormido? ¿Seré una de esas personas que no se acostumbra al cambio? ¡¿Qué me está pasando?!".

Muchas veces no sé si lo que yo hago lo hago bien o no, supongo que lo que importa es que lo hago con convicción. En verdad eso es lo que me parece más importante y es aquello que, en última instancia, me motiva a hacer lo que finalmente hago.

martes, 27 de septiembre de 2011

Todo está como está


Todo está como está

Aquí estoy donde siempre estuve,
Donde vos me conociste,
Por si te animas a volver.
Pero no creas que yo te voy a esperar,
Haré todo lo que pueda por olvidarte.

Ahí te aguarda mi cámara fotográfica
Esperando que vos seas protagonista
De sus disparos.

Y allá quedó mi auto esperando
Llevarnos adónde nosotros queramos.

Y si caminás un poco,
Te encontrarás con mi tiempo
Un poco gastado, derretido
Y colgando como un reloj de un árbol.

También te espera el café
Que nunca me aceptaste.
Aunque debe estar helado
Pero todavía podés recalentarlo.

Y si te apurás un poco
Tal vez consigas atrapar a mi corazón.
Pero no te asustés si lo ves sangrando,
Es que nunca supe cómo parar la hemorragia
Que le causaste
Por no tener el valor de intentar
Ni permitirte darte una oportunidad.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Una gota


¡Oh, Dios! ¡Cuánto tiempo sin andar por acá! Exactamente unos 116 días y eso es mucho tiempo. Todo por andar ocupado “viviendo”… Estudiando y trabajando, pero como dicen “de algo hay que vivir”.

¡Cuántos cambios desde aquel tiempo! En algunas ocasiones se me cruzó por la cabeza cerrar este blog, pero eso sería un suicidio digital... Además necesito de mi terapia, la cual hago por acá.

Así que sin más vueltas, sin más preámbulos los abandono mis lectores/as... Pero no sin antes dejarles un pequeño presente que es lo que caracteriza a este humilde espacio.

Una gota


Una gota nace casi tímidamente,
Crece, se deforma y suicida
Buscando su fin rápidamente.
Se da fácil por vencida
Pues a ella nadie la atiende.


Una gota es líquida
Y a ella vuelve
Sin más remedio, sin ningún aviso
Retorna a su fuente.


Una gota rara vez busca otra gota
Que la acompañe en su corta vida,
Una gota no suele fusionarse con otra
Pero cuando eso sucede se marchan juntas.


Una gota no tiene sentimiento,
La gota tiene movimiento.
Esa gota siempre renace
Y aunque siempre vuelve a su fuente
Nunca muere sólo se transforma.


Seguimos "en línea", comenten que es gratis y ayuda. Si los comentarios no son anónimos mejor.
¡Ahí se ven!

miércoles, 25 de mayo de 2011

Volviendo…

¡Buenas! El pasado 14 del corriente, este blog cumplió un año más de existencia…

Sinceramente, no estoy teniendo tiempo para actualizar o publicar por temas laborales y estudiantiles, sepan disculpar…

A continuación algo que escribí el año pasado a finales de noviembre según “consta” en mis registros. Espero les guste.

Reflexión

Voy a tener que transitar nuevos caminos
aunque no quiera hacerlo,
ya estoy en el juego, es hora de jugar.
No me voy apresurar nunca fue mi estilo.
Tampoco voy a desperdiciar más tiempo.

Siempre se comienza con una sola acción
y es el principio de todo,
y con cada elección se sacrifica una alternativa,
es el precio que debés pagar para ser quien sos.

Aceptar que no lo podés tener todo es un límite natural,
y entender que hay más de un mundo más allá
de lo que tus ojos alcanzan a ver, eso es la normalidad.

 

Saludos, qué anden bien. Hasta la próxima…

sábado, 9 de abril de 2011

Agua

Cuéntale al río tus penas,
Llora tus lágrimas en la orilla
Porque ellas son agua
Y vuelven al agua.

Tira tu caña y pesca,
Relájate, deja tu mente volar
En la soledad.

Espera en silencio
Y préstale atención al viento.

Observa el paisaje, el curso del agua.
Reza si quieres, habla con Dios

Di lo que te plazca.
Grita si es eso lo que necesitas.

Y cuando por fin puedas ver
En el río más sucio
El agua más clara,
Entonces regresa.

Allí habrás entendido que
Todo problema tiene solución
Que uno sólo necesita un
Momento de reflexión.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Sentirse mal

 

Es lastimarse con el recuerdo
De lo que nunca volverá.
Es saber que mientras vos creías
Que construías un puente indestructible,
Alguien se esforzaba por destruirlo.
Es mirar y no entender.
Es sentirse abandonado por tu propia suerte.
Es callar y no poder explicar.
Es llorar y sufrir.
Es desear con desaparecer
Y no querer más.
Es sentir que se debe abandonar la carrera
Porque ya es imposible llegar a la meta.
Es querer regresar el tiempo atrás
Y cambiarlo todo.
Es sentirse la persona más desdichada del universo.

lunes, 28 de febrero de 2011

Sentado frente al río

Estoy sentado frente al río. La música que sale de mis auriculares cubre apenas el ruido de los vehículos que pasan por aquí constantemente. Automóviles y motocicletas en las calles; barcos, lanchas y botes y algún que otro pato pasan por el río.

Mi alma quieta contempla, percibe la paz de la intranquilidad de este lugar. La brisa del viento que pega suavemente sobre mi rostro, brisa del verano que busca despedirse para luego irremediablemente regresar.

Mi mente que revisa una y otra vez el contraste de esta mi ciudad: el río otra vez, edificios por casi todo alrededor, gentes buscando instantes de tranquilidad, y también están los otros como yo encadenando letras, tal vez con sentido o sin él, sobre trozos de papel.

 

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También yo puedo ver a dos banderas flameando y los árboles dando el toque verde para que la vida tome color. Y si elevo mi mirada me encuentro con ese mismo reloj que me resulta imposible no asociar con un juego que solía jugar años atrás. El reloj marca cinco y treinta minutos de la tarde.

Y yo debo parecer un loco más de este lugar: justo bajo la sombra de un árbol apoyando mi espalda sobre el tronco al mejor estilo escritor bohemio-melancólico y hasta nostálgico, o a lo mejor parezca una pésima imitación de Newton del siglo XXI.

Él sabe que necesita de alguien pero no se atreve a decirlo, sólo se limita a analizar y mirar a los demás. Él con su jean azul, camisa a cuadros, sandalias negras, su alforja verde, sus anillos y reloj plateados.

jueves, 10 de febrero de 2011

Mis intenciones

Mis intenciones podrían resumirse
y enumerarse:

No quiero nada menos que un café,
y verte con cierta frecuencia.

Salir a algún lugar y charlar por horas,
mirar alguna que otra película.

Quiero tener con vos como mínimo
una amistad…

Reírnos juntos y cuando lo haya logrado,
sentir que de alguna forma,
yo he cumplido mi misión.

No descarto abrazarte, acariciarte
y consolarte cuando yo te vea triste.

Mirarte a esos ojos que me transmiten
paz y seguridad.

Y por último, darte una serie de besos,
claro si vos me dejás.

miércoles, 26 de enero de 2011

Si tú ves a la felicidad

A continuación algo que escribí hace un tiempo y no en el mejor momento.

 

Si tú ves a la felicidad

Si tú ves a la felicidad pregúntale si ella se olvido de mí
que hace mucho tiempo ella ya no me visita como antes
que mis días ayer eran de colores, y hoy son blanco y negro.

Si tú ves a la felicidad dile que yo la extraño
que ya no puedo ver las estrellas como antes
que mis horas se han vuelto duras y eternas.

Si tú ves a la felicidad dile que yo no la olvide
y que sigo vivo por el recuerdo de su ultima visita
que la extraño como nunca y que la necesito.

Si tú ves a la felicidad por favor entrégale a ella este mensaje
tal vez se acuerde de mí, quizás ella quiera volverme a ver
Ella sabe dónde encontrarme y yo siempre la estaré esperando.

 

Saludos y hasta el próximo “encuentro”…

domingo, 2 de enero de 2011

Consumismo no es felicidad

¡Hola!

Primero, antes que nada, ¡feliz año nuevo para todos!

Confieso que el texto que sigue más abajo siempre tuve ganas de postearlo, pero nunca lo hice. Lo escribí el 01/08/09 a eso de las 02:02 AM según el archivo de Word donde lo tengo guardado. Es demasiado básico para mi gusto, traté cientos de veces de perfeccionarlo (¡maldito perfeccionismo!) pero nunca lo conseguí, en esencia, refleja mi visión sobre la tecnología a pesar de ser yo mismo un tecnófilo.

Hace algún tiempo quise sentirme feliz entonces fui hasta la parada del colectivo, a esperar alguno que me llevase al shopping. En el shopping había de todo, claro a cambio de una suma de dinero.

Entré a uno de los locales, más específicamente a uno de esos que comercializan productos tecnológicos porque me fascinan tales dispositivos. Y compré uno que no recuerdo qué era ni vale la pena aclarar qué era, sólo es importante destacar que este nuevo producto simplificaría uno o varios aspectos de mi vida.

Contento casi feliz, salí del local rumbo a esperar nuevamente el autobús para regresar a mi casa, en donde yo para probaría el nuevo aparatito.

Cuando llego a mi casa, leo el manual de instrucciones y empiezo a manipular mi nuevo dispositivo. Y en un punto, como con todas las cosas, llego al tope o límite y fin de las prestaciones del aparato, entonces apareció una sensación (o sentimiento) de vacío, la misma que me llevó hasta el shopping a querer comprármelo bajo la excusa de sentirme un poco más “feliz”.


Conclusiones y preguntas inmediatas que surgen:

“Consumismo no es felicidad”. ¿Hace falta tener todo lo que tenemos? ¿Podrías vivir con la mitad de accesorios con la que contás al día de hoy? ¿Cuántas veces nos desahogamos comprando artículos que no hacen más que aislarnos más del mundo?

“Cada vez llegamos más lejos moviéndonos menos”. ¿Es bueno esto? ¿Hasta qué punto?


Saludos, hasta la próxima.