Seguramente tú todavía no encontraste esa persona por la cual darías tu vida. Yo sí, la he encontrado y me temo que eres tú. Sí, lamentablemente no puedo ser más desdichado, no puedo cambiar tus sentimientos hacia mi pero tampoco puedo ocultar los míos.
Estaría mintiendo si te dijera que me conformo con mirar cada movimiento que tú haces, sin embargo es algo, muy poco por cierto, que me ayuda a seguir vivo.
No es ninguna mentira que cada día que yo me despierto me prometo a mí mismo no continuar lastimándome. Intentar olvidarte es una tarea difícil casi imposible, como que tú te fijes en alguna vez en mí; querer olvidar es un deber innecesario, como autoimponerme a no enamorarme.
No puedo engañar al corazón ni mucho menos exigirle de la misma manera que lo hago con mi mente.
Saber que otras personas llevan tu mismo nombre ya me hace recordarte, ver el mismo color de cabello en ellas y hasta el mismo color de ojos me hacen saber que estás presente donde y cuando en verdad no lo estás.
Me pareciera que el dolor está tan cerca del placer. El placer masoquista, el placer egoísta y suicida. El único que se lastima solo y pensando en vos soy yo. Tú solamente existes, vives. Y yo tengo que conformarme sólo con mirarte.
Nada más por ahora.
Saludos, nos encontramos la próxima...
